miércoles, 20 de junio de 2018

Depresión: el ruido, respondiendo al teléfono y tomando decisiones



La depresión crece y adormece. Es una enfermedad llena de contradicción y confusión. Las cosas simples se convierten en difíciles; dañando nuestra motivación, espacio mental y energía. La lucha contra los pensamientos negativos es un ciclo interminable de frustración, angustia y desesperación. No es de extrañar, entonces, que las tareas aparentemente simples se vuelvan cualquier cosa menos simples.

Las cosas que nunca antes fueron un problema, se vuelven abrumadoras. Aterradoras, incluso. Una fuente de vergüenza.

Queremos enfocarnos en tres cosas cotidianas que se dan por sentadas cuando estamos bien. Estas tres cosas aparentemente simples pueden afectar nuestra vida cotidiana y llevarnos a sentirnos increíblemente incomprendidos.


DEPRESION Y RUIDO


Muchas personas con depresión experimentan una barrera ensordecedora de pensamientos, todo el día (y noche). Son intensos, fuertes, dolorosos y emocionalmente agotadores. Es una enfermedad ruidosa en ese sentido. A veces crecen tan alto y tan extensamente que se funden en una bola de entumecimiento. No podemos encontrar ni pies ni cabeza en ellos.


Lo que podría explicar por qué a menudo hay una sensibilidad al ruido externo o cualquier cosa que pueda sobrecargar más nuestros sentidos; charla, música alta, ruidos que compiten entre sí, luces brillantes y desorden. El ruido cotidiano de "nivel normal" que no nos molesta cuando estamos bien ni tiende a molestar a quienes nos rodean. Pero cuando estamos susceptibles todo suena tan fuerte, amenazante e intenso que hacemos cualquier cosa para evitarlos; desde rechazar las invitaciones sociales, usar audífonos y evitar lugares concurridos.


RESPONDIENDO AL TELÉFONO


¿Prefieres enviar mensajes de texto antes que hablar? No estas solo. Muchos de los que tienen depresión concuerdan en que un teléfono que está sonando puede ser una fuente de estrés, además de la posibilidad de tener que hacer una llamada telefónica.

En una época en que hay tantos medios de comunicación en los que no es necesario hablar, uno pensaría que se podría evitar hablar por teléfono. Ese no es siempre el caso.

Hacer una llamada telefónica puede requerir mucha valentía. Planeamos lo que podríamos decir, pero nos preocupa que podamos estar interrumpiendo lo que la otra persona está haciendo. O que quizás no nos responda y tendremos que pasar por todos esos sentimientos y pensamientos antes de hacer la llamada una vez más.


No estamos siendo distantes, groseros o ignorantes si no respondemos el teléfono. Simplemente se siente imposible; nuestros corazones comienzan a acelerarse, nos sentimos nerviosos y el teléfono sigue sonando, simplemente queremos detener el ruido y zumbido. No pretendemos alejarte.

Las comunicaciones por medio de texto nos dan tiempo para pensar, para considerar nuestras respuestas. Si nos piden que hagamos algo, decir "no" es mucho más fácil a través del texto. Tampoco tenemos siempre la fuerza para fingir que estamos bien. Eso es mucho más fácil a través del texto también.


TOMANDO DECISIONES


Tomamos cientos de pequeñas decisiones en un día. Algunas de ellas son fáciles, algunas de ellas mucho más difíciles. La depresión cambia nuestras funciones cognitivas. Las decisiones son difíciles.

Normalmente, nuestros sentimientos son nuestros indicadores: nos guían para tomar decisiones, nos dicen lo que funciona para nosotros y lo que no funciona para nosotros, con quién disfrutamos pasar el tiempo y aquellos con los que no disfrutamos pasar el tiempo. Es muy importante escuchar esos sentimientos, digerirlos y explorar su raíz. Se resaltan también nuestros límites laxos (como cuando acordamos hacer algo por alguien porque creemos que deberíamos hacerlo, y luego nos molesta cada segundo mientras lo hacemos o porque estamos agotados y no nos queda nada más que dar) Pero no confiamos en nuestros sentimientos cuando estamos deprimidos. Sabemos que nuestra perspectiva es sesgada.


A veces las decisiones son difíciles porque no tenemos suficiente espacio mental. A veces son difíciles porque simplemente no nos importa lo suficiente el resultado. A veces son difíciles porque son demasiado grandes. A veces solo queremos que la decisión se tome por nosotros. Y a veces, sabemos que la decisión debe esperar porque la indiferencia que sentimos nos llevará a una mala elección.

Tenemos miedo de cometer errores, ya que los errores validan los pensamientos de que somos inútiles, ineptos, sin esperanzas e indefensos. Le dan más fuerza a la depresión. Los errores nos duelen. Nuestra confianza en nosotros mismos está en su punto más bajo de todos los tiempos. El filtro gris y fangoso que la depresión agrega a nuestra perspectiva solo sirve para que veamos todas las opciones como no tan buenas.

Compartir es cuidar: comparta esta publicación para ayudar a los demás, nunca se sabe quién podría necesitarla.


Artículo original, en inglés:

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Entrada Destacada

Depresión: testimonio de Rosa Luisa Guerra

Rosa Luisa Guerra escribió en Twitter (@YoLaMerita) sobre su depresión.  Con estos fragmentos de su historia de vida nos ayuda a dimen...

Entradas Populares